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Mostrando entradas de mayo, 2013

El cuarto grupo.

Continuando con la tesis sobre "los amores" que supo comenzar @LulitaMess (ver:  http://retazoceleste.blogspot.com.ar/2013/05/tu-pausa.html?spref=tw ) debo decir que existe un "cuarto grupo". El denominado "cuarto grupo" de amores es aquel que no esperás en tu vida. Llega cual huracán, arrasa cual viento con todo tu ser, te despeina, te desarma, te desnuda y te deja la pregunta: "¿En serio creías que estabas bien?". Apareció tímido y sigiloso, pero fue cubriendo cada agujero de tu vida, para que no pases frío, para que no estés sola, para abrigarte el alma y así mantuvo encendida la llama. Supo abrirse camino y paso a paso te fue superando la intriga, te fue interesando al punto de sentir la necesidad de su presencia. ¿La llama que no se apaga es esa a la que debés socorrer para acabar con ella, o es esa a la que debés darle más aire para avivar más su fuego? El "cuarto grupo" es fuego en estado puro. De esos fuegos que queman, que

Reir juntos.

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Me perdí. En sus ojos. Su voz hizo lo propio. Me conquistó. Faltaba la piel. Y ese día su perfume terminó de enamorarme. Me hablaba con canciones. Punto débil en mí. Me había llevado imaginariamente de paseo por distintos lugares del mundo. Y en cada calle, un beso. Y en cada esquina, una canción. El sol había vuelto a todas las mañanas. Nos perdimos. En sus ojos. En mis manos. En nuestros besos. Entre sábanas. En cada suspiro. En cada palabra. En la mirada. Yo me veía en él. Creo que él se veía en mí. Nos llevamos de paseo, viéndonos reir, por un sólo lugar en el mundo. Y en cada calle, una sonrisa. Y en cada esquina, la complicidad. La magia había vuelto a todas mis noches. Me encontré. En sus ojos. En su voz. Entre sus manos fui yo. Entre besos fuimos los dos. Lo encuentro. Ahí, en cada una de las canciones que me regaló. Me río sola. Y a veces lloro. No medimos el amor. Tampoco la distancia. Y remar para que el camino sea el más corto es la única solución, hoy.

Ahí está ella.

Ahí está ella. Sola. Quiere llegar a todo y no llega a nada. Corre, corre y corre. Pero no lo alcanza. En el medio de un sueño, bajo una inmensa lluvia, apenas ve su sombra. Insiste. Toma velocidad. Intenta mover a la gente que se cruza en su camino. Lo ve de perfil. Pero no llega. La fuerza se le va acabando. Las lágrimas regresan. Desesperanza y desesperación. Alguien le habla. Es su voz. Gira. No ve a nadie. Lo sigue escuchando. Pero él no está. No llega a él. Aunque luche a diario. No llega. Prueba de cerrar los ojos tan fuerte para volver a verlo. Pero ya no está. Otra noche más que lo busca. En sueños, canciones, letras. La espera se hace intensa. La lucha desmedida. ¿Dejarlo todo o seguir intentando? Prueba de nuevo. Un día nuevo que arranca y una canche más por apostar en el juego de la vida. Tira los dados. Toma el otro camino y vuelve a rodar... pero que aún no llega.