En la Costa tiene otro sabor
Cuando éramos niños y escuchábamos decir de nuestros padres "este año nos vamos a la Costa", necesariamente se nos presentaban en la mente algunas imágenes concretas: mar y videojuegos. Y así el menú diario de esos días de verano: playa de día, videojuegos de noche. Prepararse para ir a "los jueguitos" era todo un ritual. La ansiedad que generaba esperar para salir a la peatonal es indescriptible. Unas cuantas fichas para mis hermanas, otra para mis primos y algunas tantas para mí. Los grandes y su aguante ilimitado para cuidarnos y charlar a nuestro alrededor. Se viene a mi mente la imágen de mi vieja y mi tía sosteniendo las camperas de todos. Mi vieja siempre me alentaba en cualquiera de los juegos que yo elegía, pero sobre todo en un especial: mi favorito, el PAC MAN. En una época me había hecho adicta a las maquinitas de monedas, donde si tenés mucha suerte te ganás muchos fichines (aunque si sacás la cuenta son siempre más los que dejás, obviamente). Pero siem...