Fin de la espera.

Durante cuatro años nos tiene a la espera.
La apertura es tan inmensa como el final, con la salvedad de que el día inaugural todos estamos felices y en el final lo está sólo una nación.

El país sede invierte más de cuatro años en la organización de este evento mundial. Y cada habitante de este mundo acumula adrenalina que desparramará durante todo un mes.

Es la Copa del Mundo.
Copa de emociones. Copa de deseos. Copa de Campeones.

Todos queremos besarla. Todos queremos conservarla. Pero son muy pocos los que han podido. Y nosotros, los argentinos, tuvimos el lujo de abrazarla dos veces.

Sin embargo, cuando pienso en algún Mundial de Fútbol, en mi cabeza aparecen las imágenes de Italia ’90, en el cual salimos segundos. Tal vez porque a los nueve años uno comienza a sentir pasión por algo. Tal vez porque lo sucedido en aquel año me marcó el corazón para siempre.

Recuerdos.
Recuerdo las lágrimas de Diego, el golazo del Cani, la lesión de Pumpido, las atajadas del Goyco, la expulsión de Giusti, el penal mal cobrado.
Recuerdo que mi papá me explicaba cómo tenía los pies Maradona.
Recuerdo una foto que mi mamá me había regalado de Troglio.
Recuerdo que era inconseguible la chapita de Coca-Cola con la letra N, para formar MUNDIAL ’90.
Recuerdo que el logo era un nenito con cabeza de pelota.
Recuerdo que inflamos globos con mis hermanas y mi prima Milca en casa para festejar el triunfo contra Italia. Y salimos todos a la Plaza de Lomas a gritar “despacito… despacito, le rompimos….”
Recuerdo el gol de Cani a Brasil, entre fideos con tuco que mamá había hecho ese día, para que almorzáramos todos juntos, primos y tíos.

Recuerdo… muchas cosas del ’90. Tal vez más de las que pienso, tal vez más de las que escribo.


Recuerdo la cara del 10 cuando los italianos puteaban durante nuestro Himno Nacional.
Recuerdo que lloramos mucho por no salir campeones.
Y que disfrutamos más porque tener el privilegio de ver al mejor jugador de la historia, le pasó muy pocos.

Y porque cuando suena la canción del Mundial Italia '90 no vemos a Diego sufriendo, sino sonriendo.
Y esperamos ilusionados que esta selección nos de algo de todo lo que nos dio él.

La espera terminó... ya llega un nuevo Mundial...
¿Qué nos dejará?



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