Alexia

Alexia es mi siberiana. La encontró mi vieja, no tenía dueño. La tenían cuasi abandonada en un taller mecánico. La agarró y la trajo a casa. Eso fue hace 11 años.
Con ella vivimos momentos únicos. Era la primera vez que teníamos un perro de esa raza, por lo cual, la primera vez que experimentábamos que se nos escapara en cuanto veía la puerta abierta y tuviéramos que correr cuadras y cuadras para agarrarla, así como era la primera vez que nos tocaba creer que por las noches nos visitaba un lobo. Alexia es nuestro Colmillo Blanco.
Alexia fue mamá de cuatro hermosos cachorrones: Violeta, Laysa, Bruno y Azul. Perrazos.
Fue siempre la mimada de mi papá. Él es su amo. A él responde, a él adora, a él extraña. A él ama.
Bruta y celosa como ninguna. Nunca dudó en sacar a relucir sus dientes en cuanta ocasión hiciera falta.
Fuerte. Gorda, chancha, hermosa.
No hace mucho tiempo, en el costado de una de sus patas delanteras, comenzó a crecerle una especie de pelotita, que se hizo cada vez más grande. La llevamos al médico, nos dijo que era un tumor. Como es una perra de casi doce años, había que operarla con mucho cuidado.
Ayer, y tras varios días de estudios, papá la llevó cerca de las dos de la tarde para que le dieran suero y comenzaran con el tratamiento adecuado antes de la operación.
A las siete se acercó al sanatorio de perritos y le dijeron que no había parado de llorar en toda la tarde. Claro, Alexia jamás salió de casa. Jamás estuvo sola... no se qué podría estar pensando.
Al llegar el cirujano, le avisó a papá que la situación era muy compleja. Que no podían sacarle "la pelotita" solamente, que el tumor se había hecho dueño de los tendones, de los huesos, de la pata entera. Y que el único remedio que había era la amputación, para que no se ramifique por todo el cuerpo. "Alexia es una perra sana, es una lástima que esto se ramifique por todo el cuerpo".
Mi papá debió tomar una decisión. Solo.

"Cuando me lo dijeron, pensé en lo que le costaría a un humano verse sin uno de sus miembros. Y dije que no podía hacerle esto, no vinimos para esto. Pero el médico me dijo que piense en que es un perro, que le va a molestar un poco pero que se acostumbrará. La verdad que la decisión me mató. Yo ya me veía llevándola a upa a todas partes, la veía sufriendo. Después de pasar una noche horrible, vi que ella quería salir. La saqué al jardín y la acosté en un colchón. Al rato, cuando me di cuenta Alexia no estaba más. Había salido a caminar, buscando su lugar para hacer pipí. No habían pasado doce horas desde que le habían amputado la pierna y ella ya caminaba. Cuando vi eso, me calmé un poco."

Esas fueron las palabras de mi viejo cuando hoy llevábamos a Alexia a la revisión.
La herida está ahí. Es shockeante verla sin una patita. Y si bien aún le duele la operación y se nota rara, Alexia se levantó para ir a comer y para darme un beso.

Lagrimea. Lo hace porque es maricona. Pero es una perra fuerte y va a salir adelante.
Cualquier persona ante una situación como la que vivió Alexia hubiese entrado en depresión, o vaya a saber qué podría pasar por su cabeza.
Alexia intenta caminar. El animal es así. Sobrevivir es su objetivo primordial. Dar amor, su función en esta vida.

No hablo de injusticias de Dios, aunque muchas veces le pregunto "Che, y si te la agarrás con algún hijo de puta en serio?".

Hoy sólo intento agradecer que Alexia está bien. Que podrá seguir dándonos amor, a su familia y a todos los que pasan por la puerta de mi casa y se quedan horas acariciándola. La verán distinta. Pero lo importante es que la verán.

Mi papá es el que me enseñó a amar a los perros como si fueran iguales a nosotros.
Mi papá es perro en el horóscopo chino, saben?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Nathan cuando toma teta me abraza.

El cuarto grupo.

Si cerrás los ojos...